lunes, 21 de septiembre de 2015

Carlos Vidal Bolado

Carlos Vidal Bolado
Percusionista ( Tumbador )
Nació el 2 de julio de 1914 en la provincia de Matanzas aunque pronto se trasladó la capital a para probar fortuna en la capital habanera.
Falleció el 24 de agosto de 1996, en Los Angeles a la edad de 82 años.
Las primeras noticias sobre su vinculación a la vida musical capitalina lo asocian al Conjunto Afrocubano de Santos Ramírez; en algún momento, a la orquesta Casino de la Playa y al ámbito de las comparsas del carnaval habanero. Tras este paso por La Habana, Vidal Bolado seguiría la ruta de muchos otros músicos cubanos que desde la década de los 30 tentaban la suerte en los EE.UU. Carlos Vidal Bolado estaría entre los primeros percusionistas que llegaron en los mismos inicios de los años 40, precedido únicamente por unos pocos que se asentaron en Nueva York, como los timbaleros Tony “El Cojito” Escollies y José Montesinos —mentor este último del entonces adolescente Tito Puente; Alejandro Ramírez, el bongosero que Mario Bauzá consiguió incorporar por algún tiempo a la banda de Cab Calloway; el bongosero Chino Pozo, que arriba a Nueva York en 1937; Diego Iborra y Guillermo “Bill” Álvarez, que se cuentan entre los pioneros en tocar con jazzistas afroamericanos.
En marzo de 1943 aparece en el club Havana-Madrid junto con Lilón y Pablito en la agrupación The Four Cuban Diamonds, como tumbador, bailarín y cantante aunque se conoce que estuvo en Nueva York en 1941. Sus dotes de buen tumbador le sirven a Vidal Bolado de carta de presentación y José Curbelo lo llama para tocar y grabar con su orquesta, que entonces integraban también Tito Puente y Tito Rodríguez, con la cual graba temas considerados entre las primeras manifestaciones del mambo en Nueva York. Su aporte es rotundamente reconocido por algunos investigadores que han estudiado esta etapa, como Ellen Kosoff y John Storm Roberts. De esa época son también algunas grabaciones de la orquesta de Anselmo Sacasas, donde los créditos mencionan a Carlos Vidal Bolado en la tumbadora. En 1946 Vidal Bolado está ya con Machito y los Afrocubans, donde permanece hasta finales de 1948. Según muchos estudiosos, con él se integra la tumbadora de manera estable a la sección rítmica de la banda, hecho considerado por algunos como un hito en el camino de la fusión del jazz y los instrumentos de percusión afrocubana.
En el año 1947 tienen lugar las que se consideran las primeras grabaciones comerciales de rumbas, columbias, guaguancós y temas abakuá bajo el título de Ritmo Afrocubano 1, 2, 3 y 4. Las produce Gabriel Oller para el sello Spanish Music Center (SMC) y las protagoniza Chano Pozo, junto con el peculiar piquete donde destacaban Carlos Vidal Bolado, Arsenio Rodríguez en el tres, Miguelito Valdés, Kiki Rodríguez (hermano de Arsenio), el boricua José Mangual. Estos dos discos de 78 rpm salen al mercado en 1949, tras la trágica muerte de Chano Pozo, de conjunto otros dos, donde Vidal Bolado era la figura principal. Se desconoce la fecha exacta de las grabaciones de Vidal Bolado, pero cabe suponer que la desaparición de Chano truncó el proyecto completo de la casa discográfica y entonces, Vidal Bolado le sustituyó en la grabación de su continuidad: los traces Ritmo Afrocubano 5, 6, 7 y 8. La relevancia e impacto en Estados Unidos de estas grabaciones no fue ignorada por la crítica especializada y la prensa en general. Al momento de salir estos cuatro discos, la revista Billboard en su edición del 26 de noviembre de 1949 se hizo eco de este acontecimiento valorando a Chano Pozo y a Vidal Bolado como “…dos percusionistas y cantores afrocubanos de gran prestigio… ellos, básicamente son los responsables de la mayor parte de la emoción que despierta esta entrega”. Muy interesante, sin duda, resulta que 52 años después, en la “Guía de las Grabaciones Clásicas del Jazz”, Tom Piazza incluya estas grabaciones como verdaderos antecedentes de obras experimentales del jazz, citando su influencia en temas compuestos por Dizzy Gillespie en los años en que Chano Pozo dotó a su banda de una nueva y espectacular sonoridad. Vidal Bolado aparece citado en una gran parte de los libros que se han escrito sobre la historia del latin jazz, al considerar sus autores como un hito importante la grabación que hizo Stan Kenton de “El manisero” en 1947, incorporando a su big band la sección rítmica de Machito, que entonces integraba también el cubano. Durante el año 1949 Carlos Vidal tiene una febril actividad musical: graba con la orquesta de Miguelito Valdés una serie de temas para el sello SMC, entre ellos, el guaguancó “Chano Pozo”, según algunas fuentes, de la autoría de Carlos Vidal Bolado, y que se dice fue cantado en los funerales del mítico conguero en Nueva York y La Habana. Pero quizá lo más relevante este año es su inequívoca inserción en bandas y grupos liderados por renombrados jazzistas. Con el saxofonista Charlie Barnet y su big band, deja temas memorables como “Panamericana” donde es recordado por su desempeño; los músicos del bop, frescos aún en su memoria los sonidos que el ya extinto Chano Pozo sacara a sus congas en la banda de Dizzy Gillespie, sin extinguirse aún la era del cubop, no quieren renunciar a las sonoridades afrocubanas dentro de sus formaciones: Vidal Bolado será habitual en muchos de los clubes de jazz más renombrados. Toca en el Royal Roosts con los Big Ten de Tadd Dammeron y también con Miles Davis y Charlie “Bird” Parker. De este mismo año es la grabación del tema “Visa por Parker”, que aparece en la inmensa mayoría de los recopilatorios sobre lo mejor de la obra del genial saxofonista y en el que Vidal Bolado integra una banda de lujo. También toca y graba con el trompetista Fats Navarro, el pianista Al Haig, y el trompetista Stan Getz, y muchos otros nombres de los imprescindibles, como Dexter Gordon, Max Roach, Curly Rusell. En 1950 Stan Kenton vuelve a contratar a Vidal Bolado, esta vez para su Innovation Orchestra, con la que grabó temas antológicos como “Cuban Fire”, “Cuban Episode” y también “Incident in Sound” donde Vidal brilla tanto en la percusión, como en la parte vocal. Billboard en su edición del 11 de febrero de ese año da fe de ello con una muy favorable crítica para el cubano.

Según el profesor Raúl Fernández, Carlos Vidal tiene un récord único: “Carlos Vidal Bolado ha sido el único tumbador que tocó con las tres bandas que marcaron los tres estilos del jazz a finales de la década de los 40 y que constituyen la génesis del latin jazz: Machito y Bauzá con los Afrocubans, Stan Kenton y Dizzy Gillespie". En mayo del año 1950, en un artículo titulado “Saba, Samba y Bop” publicado en el Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Cultura, en Cuba, Fernando Ortiz destacara el nombre de Carlos Vidal al referirse a la contribución que estaban haciendo los percusionistas cubanos en el desarrollo del bop: “Claro está que Chano Pozo no fue el único cubano que hacía ‘hablar al tambor’ en las orquestas de jazz. A ello contribuyó esa multitud de cubanos humildes, artistas hirviendo en su sangre los ardores de su tierra, que se encuentran en todas partes, llevando a los pueblos fríos, calores de humanidad y de trópico, sandunga vital. El jazzista Stan Kenton utilizó todo el trío de tambores afrocubanos de la orquesta de Machito para el fondo rítmico en su interpretación de “El manisero” y siguió utilizando al tamborero Carlos Vidal; y varias orquestas de jazz también emplearon tamboreros afrocubanos.” Ortiz fue enfático al remarcar la decisiva influencia de los músicos cubanos, en particular Mario Bauzá y Machito en lo que llamó “el entrecruce de ambas músicas afroides”, que derivó en un estadio superior del jazz norteamericano de finales de los años 40. En el prólogo a la compilación Estudios etnosociológicos (Ed. Ciencias Sociales), que recoge diversos trabajos de Fernando Ortiz en este ámbito, Isaac Barreal señalaba: “…junto a los nombres merecidamente divulgados de Louis Armstrong, Charlie Parker, Stan Kenton o Dizzy Gillespie, aparecen (en el artículo antes citado) los menos conocidos de los músicos cubanos que participaron en esta revolución musical, como Mario Bauzá, 'Machito', Carlos Vidal, y sobre todo, Chano Pozo, para el cual reclamaba Ortiz que se le recordara, de modo que su nombre no se perdiera como los de tantos otros que mantuvieron la genuina cubanía de nuestra música”. En el año 1950, ya establecido en California, Carlos Vidal es llamado por Dizzy Gillespie —quien ya le conocía de Nueva York, cuando tocó y grabó con Stan Kenton, según su libro autobiográfico To be or not to bop— para participar en la grabación de ocho temas en los estudios de Capitol en Los Ángeles, que se destacan en la discografía de Gillespie.
 

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